Ciudad de México, 20 de agosto (SinEmbargo).– Villa Talea de Castro, en Oaxaca, puso en marcha su propio sistema de telefonía celular después de que las grandes compañías telefónicas –entre ellas Telcel, del multimillonario mexicano Carlos Slim Helú– se negaran a entrar en ese pueblo escondido en las montañas del sur de México, dice este día un despacho de la agencia francesa AFP.
La Red Celular de Talea (RCT), agrega, resulta una “alternativa cómoda y muy económica a los teléfonos fijos que los 2,500 habitantes, mayoritariamente indígenas de origen zapoteco, tenían que usar hasta hace poco”.
“Ahora por sólo 15 pesos [unos 1.15 dólares] al mes, hago y recibo todas las llamadas necesarias para mis asuntos familiares y para mi negocio”, dijo a la agencia internacional Ramiro Pérez, encargado de un restaurante local.
De acuerdo con AFP, las autoridades de Talea de Castro adquirieron un equipo de telefonía móvil de bajo costo con la ayuda de la organización Rhizomatica, cuyo objetivo es proporcionar acceso a las redes de comunicación a zonas remotas.
“Las gestiones para conseguir una red de telefonía celular en Talea, a unos 115 kilómetros de la capital del estado de Oaxaca, empezaron ya en 2008. Entonces la empresa Telcel, principal proveedora de servicios móviles en México, no aceptó trabajar con comunidades de menos de 5,000 habitantes”, cita la agencia.
Rhizomatica es una ONG a nivel mundial que promueve “la telefonía celular para todos”. Su misión, según se lee en su página oficial de la Internet, es aumentar el acceso a las telecomunicaciones móviles para los más de 2 millones de personas sin cobertura asequible y los 700 millones con ninguno.
“Apoyamos y fomentamos las tecnologías que refuerzan los valores de la comunidad como la cooperación, la confianza y el compromiso. En muchos casos, la tecnología es un vehículo para la introducción de la lógica del mercado y la atomización en el mundo en desarrollo. Somos conscientes del papel que desempeñan las comunicaciones móviles en este proceso, por lo general privilegiando uno a uno la comunicación y así nos esforzamos por poner la tecnología incipiente al servicio de las comunidades rurales e indígenas, de manera que refuercen sus valores y formas de asociación”, plantea.
En las comunidades indígenas de la Sierra Negra de Oaxaca apoya este sistema de telefonía celular comunitaria, un proyecto social de comunicación sin nombre definido pero único en México y el mundo, que busca un modelo de administración similar a las radios comunitarias.
Gracias a la Radio Comunitaria Dizha Kieru, que se transmite en frecuencia modulada, usa el derecho a la comunicación cuyo espíritu está recogido en Los Acuerdos de San Andrés y tiene el respaldo de diversos instrumentos legales vigentes en México.
La esencia del proyecto es “que una comunidad pueda administrar su propia sistema basado en el modelos de las radios comunitarias”, declara Pedro Flores, coordinador del proyecto. Es básico fomentar la comunicación local e interpersonal a larga distancia e impulsar un servicio para las comunidades, considera el impulsor.
“En México existen 50 mil comunidades indígenas sin servicio telefónico. La respuesta de las grandes empresas a las comunidades que pidieron por más de diez años el servicio fue que no es viable invertir económicamente en la sierra y zonas alejadas”, relata Flores, quien forma parte de Rhizomatica. Explica que “estamos en un camino largo e interesante, algo que jamás se había hecho. Faltan muchas cosas y estamos en espera de esos retos”.
Aunque Talea se reunió con otros pueblos vecinos en un núcleo de un total de 10,000 habitantes, Telcel y otras compañías telefónicas “pusieron muchas negativas para traer el servicio aquí”, según dijo el secretario del síndico municipal de Villa Talea de Castro, Alejandro López Canseco.
“Por ejemplo, pidieron que las autoridades levantaran una antena costosa y construyeran una nueva carretera”, sostiene AFP.
Pero los habitantes de Talea no se rindieron, agrega, y obtuvieron un permiso de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) para probar un equipo proporcionado por la empresa estadounidense Range Networks.
Como resultado, “por lo que antes pagaban por un minuto, ahora pueden hablar 15″, señala López Canseco. Además, el poblado planea adquirir un equipo mayor para mejorar el servicio y el que tienen en la actualidad pasará a otra comunidad indígena.